Cómo ser cool si no creés que Steve Jobs inventó la rueda y al tercer día resucitó entre los muertos no sin antes simplificarle la marca a Dios como iGod

Toda ocasión se vuelve cool si le agregás un producto de Apple. Pensá en un pálido cuidador de cementerios. Imaginalo ahora escuchando “Crypt Style” o “Honey’s dead” en su IPhone, ¿no es irresistible? Pensá en un hombre a punto de morir en la calle aplastado por un piano. ¿Esa muerte tan ridícula no se vuelve irónicamente cool si ese hombre justo estaba tocando el piano en su IPad? Ahora pensá en un hombre que tiene 4 trabajos para sobrevivir. ¿No se vuelve inmediatamente cool si pensamos que trabajos en inglés se dice jobs? ¿Y si el tipo se llamara Esteban? ¡Steve!

Hablamos de Jobs, Steve Jobs, la única entidad más cool que Apple. ¿Pero quién es este hombre? Un hombre de extraordinaria habilidad, ciertamente. Admitamos que no tenía el carisma de un Jorge Hané, el exitosísimo impulsor del Premier Reduce Fat Fast, pero nadie puede negar que Jobs fue un gran vendedor. Y, si vamos al caso, con mucha más fortuna que Jorge.

Steve Jobs, Jorge Hane

Estilo Gurú: Steve Jobs y Jorge Hané

Lamentablemente, ese aspecto esencial de nuestro héroe fue puesto muy por detrás de otras virtudes. En lugar de ponderar sus destrezas en el universo del marketing, las notas necrológicas prefirieron llamarlo genio antediluviano, artista romántico, visionario incomprendido, mago del pinball, genio del fútbol mundial, creador del cielo y de la tierra, el Leonardo da Vinci contemporáneo, Leonardo el de las tortugas ninjas, el hombre que vendió al mundo, el que enciende y el que apaga la luz; en fin, un tipazo.

Gracias a los obituarios, al menos, nos enteramos de que durante miles de años la humanidad vivió sumida en la incertidumbre y comiéndose la cola. Si bien en a lo largo de la historia sucedieron cosas más o menos anecdóticas como el dominio del fuego, la creación del lenguaje, la doble destilación o el descubrimiento de los antibióticos, nada se compara con el día en que Steve Jobs abandonó la universidad para ofrecerle al universo la segunda manzana, un fruto que, esta vez, nos devolvería al paraíso. ¿Y qué hay en el paraíso? Pila de aparatos que vienen con stickers.

apple fans zombies

Denuncie una boca

Si Steve Jobs hubiera nacido en Uruguay habría inventado el SUN con USB. Sin embargo, como máximo representante del american dream, Steve tuvo la fortuna de promocionar otros aparatos que se enchufan. Nombrarlos es innecesario: todos empiezan con «i» y cuestan tanto como superar la muerte del magnate. Son bichitos simpáticos, funcionan bien y se ven lindos. Pero la característica determinante que les imprime un aura de distinción y diferencia, es que fueron bendecidos por Steve Jobs, el santo del cuello tortuga.

Es que la propiedad cool transitiva de Jobs no se ha limitado a los aparatos que vendía. Su enorme poder logró lo que nadie imaginaba: que una prenda totalmente desterrada del podio del buen gusto se volviera venerada: la polera negra. En hazañas como estas se aprecia el real alcance de este hombre frente a otros hombres-marca. Ese es el límite que nunca pudo cruzar el pobre Bill Gates. Mientras que Bill parecía un papanatas con sus lentes y su corte de pelo a la Donald Trump, Steve Jobs hizo del cuello tortuga un pixel más de su logotipo y logró que, una vez muerto, centenares lo homenajearan vistiendo poleras negras.Este efecto se puede comprobar fácilmente. Mientras que a nadie se le ocurriría tatuarse Windows, Nissan o Cololó en el brazo, el tatuaje y el sticker de la manzana están a pedir de boca. 

Geek Resistance

Así de fuerte es su poderío, así de fuerte es la convicción de sus fieles. Por eso, cualquier disidente no tardará en ser prendido fuego por las miles de velas virtuales que se encendieron el día de su muerte. ¿Cómo ser cool en este escenario? ¿Cómo batallar contra un hombre tan cool que impuso la polera o que enfrentó al cáncer tomando jugo Tang?

Es una tarea complicada, pero no imposible. Quizás aún sea demasiado temprano para oponerse frontalmente a la doctrina del gurú internacional Steve Jobs, pero nunca es tarde para emplear las armas de tu enemigo en tu favor. Si no querés convertirte al jobismo, podés tomar la  filosofía  el slogan de Apple, hacerlo tuyo y llevarlo hasta las últimas consecuencias. Podés “pensar diferente” mientras esperás que el orden natural de las cosas pudra al gurú de la manzana. Porque, al igual que las frutas, los gurúes también se ponen feos y terminan por pudrir el cajón. Eso le sucederá a Steve Jobs, tal como le ha pasado a Fukuyama, a Paulo Cohelo y al mismísimo Jorge Hané, el gurú internacional de la pérdida de peso.

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*En serio, pasó. El evento se llamó «Black Turtleneck Friday»

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