Las 5 personas más molestas en un concierto

Según la ley de Murphy de los conciertos, cuantas más comidas hayas sacrificado para poder financiar la entrada a un recital, mayores serán las probabilidades de encontrarte con uno de estos 5 individuos al lado.

1. El fotógrafo

El fotógrafo es el único ser que no está preocupado por escuchar. Lo suyo pasa por la mirada, la luz y el encuadre. Mientras las masas contemplan el espectáculo en actitud pasiva, el fotógrafo está activamente artístico. Y “activamente artístico” quiere decir que todos sus movimientos están justificados, pues lo mueve el convencimiento de que debe capturar cada instante con su aparatosa cámara, por más que eso implique taparle la visión a todo el que tenga al lado. Pero eso no es todo. Una vez terminado el recital, mientras todos comentan “qué bien sonó”, “qué buenos músicos”, “en mi vida había experimentado tal sensación sonora”, el fotógrafo solo atina a decir: “qué buena luz”.

Una variante menos glamorosa de esta misma especie es el “espectador-trípode”, aquel que no se mueve, ni canta, ni baila, porque está empecinado en filmar todo el toque con su celular. Su segunda ambición más importante es conseguir un millón de visitas en youtube. La primera es conseguirse una vida.

2. Miguel Gritar

Individuo que suele gozar de una memoria prodigiosa que le permite cantar cada fragmento de cada canción, incluso las partes de los coristas. Goza de un pico de éxtasis con cada solo de guitarra, que tararea mientras toca cuerdas invisibles con sus dedos. Ese taladro desenfrenado solo se detiene entre canción y canción. Pero no creas que sus cuerdas vocales descansarán. Aprovechará ese descanso para gritar mensajes de borracho a los miembros de la banda, a quienes llama por sus apodos. Divertidísimo.

El concierto era de Canto Gregoriano

3. Espectador con delay

Este inadaptado musical carece de oído, de ritmo y de sentido de la ubicación. No coordina ni las palmas; grita secretos en el oído de su acompañante justo cuando la canción se termina; canta el estribillo cuando la canción todavía no arrancó y decide comprarle una cerveza al vendedor ambulante en el momento más emotivo del show. Es inevitable que el hit más importante de la banda, ese que todos corean y bailan, lo encuentre en la fila para el baño, rodeado de otros ácronos.

4. La groupie en viaje de ácido

Pensá en la groupie tipo. Ahora pensá en un fan en pleno viaje de ácido. Ahora juntalos. Ahora pegate un tiro. Mientras vos pensás “la verdad que no sabía que el servicio incluía bailarinas exóticas drogadas”, la groupie-viajera se imagina que el guitarrista le está encargando un hijo con su guitarra, y lo hace saber con sus movimientos arabescos que sacuden su cuerpo y distraen tu campo visual.

Lléname de música

5. El infeliz ganador del sorteo

¡Es gratis! ¡Voy! ¡No me gusta! ¡Se lo tengo que hacer saber a todos los que están alrededor! Esa es más o menos la cadena de pensamientos de este pobre afortunado. Este individuo se identifica fácilmente por su maldita manía de mirar constantemente su reloj mientras todos los demás piden bis. También por mantenerse alejado del pogo, con un whisky en una mano y un revolver invisible en la otra. Su atuendo siempre lo diferenciará de los seguidores del género. Si se trata de una banda de funk, él acudirá a la cita portando su campera Legacy. Si, por el contrario, se trata de una banda de rock, él destacará por su camisa Legacy. Y si el toque es de metal cristiano, él será el único en portar zapatos Legacy. Al final se lamentará en voz alta por  no haber tenido el coraje suficiente para haber vendido la entrada en la puerta e irse a comer un chivito a Marcos.

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